"La luna
siempre espiando
tus ojos enfermos
y la una
que sigue andando
¿llegará más lejos?"
Escrito en tiza, en su frente, estaba. Pregunta, pregunta. Pujante, en su semblante, todo. Era como una calima. Cálida. Harina negra y fría. Verde lima, superficial y lisa, lista para atrapar mi mentirosa voz. Un rostro roto, lo compongo yo. No conozco colmo ni razón.
"Y, aún así, si más
lejos llegase
¿qué harías?"
-Continué el puzzle-
"Y, sin saber nadar,
al ir, si cabe,
¿qué harías?"